Algunas noches, aquellas en las que he tenido un día emocional, hormonal, estresante… me gusta desconectarme del mundo exterior y encerrarme en el mío. Normalmente, me pongo a ver una película. Ya sea ésta de aventuras, dramática, romántica, adolescente o bélica, yo siempre acabo encontrando (o inventándome) alguna similitud con mi vida. Ahí es donde empiezo a imaginarme mi vida como si fuera una película. Ésta empieza mostrándome a mí misma como la típica rarita de instituto que de repente encuentra su amor juvenil y no puede creer que lo le está pasando es real. Plof. Llega la universidad y sigue siendo una película en la que no hay ni estudios ni preocupaciones, de hecho esta etapa se resume en sexo, amor y alcohol. Plof. Un resumen de mis veranos aparece, en ellos sólo se ve a un grupo de chicas yendo de playa en playa, de chico en chico y de fiesta en fiesta, o sea una prolongación de la estapa universitaria. Plof. De repente estoy en el camino entre 20 y 30, tengo un trabajo maravilloso que me obliga a viajar por las mejores ciudades del mundo conociendo y descubriendo, tal vez esta sea la única parte de la película que de verdad me gustaría que se cumpliese al 100%. Plof. Paso los 30 y mi vida se ha estabilizado. Aunque, un momento ¿qué es eso? NO! No puede ser verdad… ¡Una boda! Una ceremonia en un barco, en uno de los sitios más hermosos del mundo entero. La caldera de Santorini durante la puesta de sol. Tú, él y 10 amigos. Plof. Todo te va bien, vives en Barcelona y a simple vista la gente podría considerar que tu vida está rozando la perfección. Y es justo en ese momento cuando te das cuenta de que esa película sólo se está proyectando en tu cabeza, y lo más interesante de todo no te convence o incluso te desagrada parte de lo que estás viendo.
sábado, 21 de mayo de 2011
martes, 17 de mayo de 2011
Travelling-
Me gustan las culturas extranjeras. Me gusta que una simple película/libro/canción haga que me emocione tanto a cerca de una ciudad que sienta la necesidad de empaparme de la cultura de la misma. Amo los países extranjeros y por eso no me cabe en la cabeza que alguien diga que quiere quedarse en esta pequeña ciudad toda su vida. Yo no veo el momento de salir de este país y no volver en una larga temporada. Me encantaría conocer lenguas, lugares, personas. En cada ciudad vivir una experiencia inolvidable.
lunes, 16 de mayo de 2011
Exterminio
Odio que alguien no se dé cuenta de que necesito su atención. Odio ser una persona que necesita atención de determinadas personas en determinados momentos del día. Odio rechazar a la persona que sí me muestra atención cuando no es ella la/el elegido. Pero simplemente no puedo evitarlo. El rechazo me lleva a las contestaciones y esto a su vez a las discusiones. Así, así es como se consigue la tristeza interior que últimamente siento todos los días. No me gusta discutir o sentirme así, a pesar de que parezca todo lo contrario. De hecho nada más decir las cosas me arrepiento. Puede que hace unos años mi orgullo me llevase a estar cabreada semanas o incluso meses, pero ahora una vez la disputa ha terminado a los dos días sin contacto con esa persona ya soy un deshecho emocional. Ahí es donde noto el mayor cambio en mí misma, en la capacidad para hablar las cosas y reflexionar sobre ellas. Aunque a pesar de la sabiduría ganada en ese aspecto, a pesar de hablar las cosas y reflexionar sobre ellas, una vez acabado todo el proceso de discusión ese sentimiento de tristeza sigue ahí. Eso es lo que más me fastidia. Necesito exterminarlo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)